Representación gráfica de la evolución del feto

Probablemente desde que compartiste con familiares y amigos la noticia de tu embarazo, la pregunta más frecuente ha sido ¿quieres que sea niña o niño?

Es probable también que la mayoría de tus comidas familiares terminen con el recuento del árbol genealógico y las opiniones de todo el mundo respecto al nombre que deberías de ponerle a tu bebé.

Aunque lo más importante es que nazca bien y sin ningún tipo de enfermedad, complicación o trastorno, conocer el sexo del bebé y elegir su nombre es un tema esencial en el embarazo.

¡Seguramente disfrutarás y te divertirás con toda clase de conversaciones que terminarán en este punto!

Muchas parejas deciden esperar hasta el día del parto para conocer el sexo del bebé, realizan compras neutrales y durante nueve meses su atención se centra en un tema fundamental: el nombre. En este caso, generalmente llegan a un acuerdo: el nombre lo elegirá quien tenga el mismo sexo del bebé.

Otras parejas prefieren saber si se trata de un niño o una niña lo antes posible para realizar todas las compras necesarias y comenzar a llamar al bebé por su nombre. Muchas otras eligen el nombre y después del nacimiento, al haber visto a su bebé, cambian de opinión.

Cualquiera que sea tu situación o tus deseos, seguramente te alegrará saber que en esta semana los ovarios o testículos de tu bebé ya se han formado por completo, pasando de ser una pequeña inflamación entre las piernas fetales a convertirse en un pene o un clítoris reconocible. En teoría, en esta etapa tan temprana un ecógrafo experimentado podría ser capaz de determinar el sexo de tu bebé, pero si ahora confías en el diagnóstico podrías llevarte una sorpresa en el momento de su nacimiento.

  • La cabeza ahora se sostiene sobre un cuello reconocible y los rasgos de la cara están mejor definidos, porque los huesos faciales ya están completamente formados. La frente aún está alta, pero la línea de la mandíbula es obvia y la nariz es más pronunciada, además 32 protuberancias de dientes se encuentran en su lugar.
  • Los ojos se han desarrollado del todo, y aunque aún están bastante separados ya se encuentran más cerca de la parte frontal de la cara.
  • Los oídos interno y medio ya están completamente formados. Su piel es aún fina, transparente y permeable al líquido amniótico.
  • Su corazón es completamente funcional y bombea sangre a todas las partes de su cuerpo a un ritmo más lento que hace unas semanas y que seguirá disminuyendo a medida que el feto madure.

Tu bebé sigue creciendo: ha alcanzado los 6 cm de longitud, un peso de 8 gr y sus movimientos son cada vez más fluidos, patea y se estira con frecuencia porque sus músculos empiezan ya a desarrollarse.

¿Qué es la placenta?

La placenta es una compleja estructura que satisface todas las necesidades del bebé por medio de riego sanguíneo, además de actuar como barrera frente a las infecciones y las sustancias dañinas.

El factor esencial para el adecuado crecimiento y desarrollo del feto es una placenta sana, vínculo vital entre tu cuerpo y el de tu bebé, ya que funcionará como sus pulmones, intestinos y riñones hasta su nacimiento.

La placenta pesa alrededor de 500 gramos y mide entre 15 y 18 cm. Se crea hacia las dos semanas del embarazo y toma su forma definitiva hacia el cuarto mes.

Funciones:

  • Se encarga sobre todo de la circulación materno-fetal: a través del cordón umbilical el bebé recibe los nutrientes (proteínas, vitaminas y carbohidratos) de la alimentación de la madre, además de recibir oxígeno y anticuerpos.
  • Produce hormonas esenciales.
  • Expulsa los desechos (dióxido de carbono, la urea y otros componentes químicos) que el feto genera.

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