Cartas y fichas de póker encima de un portátil

8 consejos básicos para jugar al póker

Lo más importante es utilizar la inteligencia

Partiendo de la base de saber a pies juntillas cuál es la escala de valor del póker, porque si no es así, que se gane va a depender de la suerte, y es muy probable que, aun recibiendo la visita de las musas, se acabe perdiendo ante los jugadores más experimentados. Conocer la escala de valor es absolutamente imprescindible.

Pero al margen de eso, hay algunos trucos básicos que ayudan a mejorar los resultados de las partidas de póker.

1. Memorizar las cartas

Tan básico como conocer la escala de valor del póker. Al recibir las cartas, hay que observarlas con detenimiento y memorizar el número y la figura de cada una de ellas con el fin de no tener que volver a mirarlas. Pocas cosas dan tan mala imagen jugando al póker que un jugador que tiene que estar mirando constantemente sus cartas; la sensación de desconocimiento y de falta de planificación que se transmite de esta forma es enorme. Así que, se debe grabas esas cartas en la memoria y no vuelver a mirarlas.

2. Jugar menos para ganar más

Cuando se juega al póker existe la tentación de ir a todas las manos, ya que, en parte, se juega para divertirse, y cada mano es una oportunidad para interactuar y para exprimir las cartas, pero si de verdad el objetivo es ganar, hay que ser muy consciente de cuándo abandonar una mano y cuando seguir, sobre todo al comienzo de la ronda. Puede que jugar una mano inadecuada no sea determinante —o sí—, pero cuando pasan varias rondas jugando en vez de estar conservando las fichas y estudiando la mesa, sí que puede trastocar los planes de triunfo.

3. Dejar las emociones fuera de la mesa

La expresión “cara de póker” es bien conocida. Se debe a que lo ideal es no mostrar ningún tipo de emoción: ni alegría por una buena mano ni decepción por unas cartas terribles. Hay evitar a toda costa dar pistas a los rivales sobre la mano que se lleva.

4. Crear una rutina de juego

Con la intención de volverse indetectable, no estaría de más intentar crear una rutina para cada una de las manos que se vaya a jugar: recibir las cartas, mirarlas, dejarlas en la mesa, hacer algún tipo de gesto, contar fichas… lo que sea, pero es recomendable hacer siempre lo mismo una y otra vez para conseguir que los demás jugadores no sepan qué tipo de mano se lleva, si se está marcando un farol, si es en serio, etc.

5. Prestar atención a lo que ocurre en la mesa

El póker es un juego en el que la psicología es muy importante. En cada mano se debe intentar jugar con la mente de los adversarios y presionarles para que cometan errores, para que den pistas de por dónde van los tiros.

Una parte muy importante del juego radica en saber leer a los oponentes: qué tipo de apuestas realizan, cómo se comportan, qué dicen y cómo lo dicen, la manera en la que manosean las fichas, las miradas, los gestos, los tics, las posiciones de los pies y las manos… El póker es para personas muy observadoras.

6. Nunca desvelar las cartas si no es estrictamente necesario

Las cartas deben ser un secreto guardado bajo llave. Nadie debe saber bajo ningún concepto qué se tiene en cada una de las manos que se juega, incluso en aquellas manos en las que se retira sin ni siquiera haber apostado la ciega. En este juego se debe ser muy meticuloso para no revelar información uno mismo y mucho menos sobre las cartas.

7. Variar las estrategias

Al jugar, hay que mostrarse como un jugador imprevisible para el resto de rivales, de forma que al resto de la mesa le resulte imposible descifrar cuáles serán los próximos movimientos. Eso se consigue, además de ocultando las emociones, variando el tipo de juego. Alternar manos agresivas con otras pasivas, apuestas fuertes en rondas seguras, con otras en las que se vayan rascando las fichas de los rivales poco a poco, y, por supuesto, marcarse de vez en cuando algún farol, pero hacerlo siempre teniendo en cuenta lo que hacen los adversarios y cómo reaccionan. Aprovechar cualquier oportunidad para establecer una ruptura en el patrón de comportamiento. Es importante tener la capacidad de poder sorprender a los rivales en cada ocasión.

8. El póker es mucho más que lanzar faroles

Uno de los aspectos por los que más destaca el póker es por el faroleo. Y tampoco se puede negar que engañar a los rivales cuando se tiene una mala mano es una de las sensaciones más placenteras que se puede experimentar jugando a este juego de cartas.

Por mucho que las películas se encarguen de ensalzar las bondades de los faroles y muestren constantemente a los protagonistas amasar fichas a base de engaños magistrales, se debe saber que, si se basa la estrategia en hacer ver constantemente que se lleva unas cartas diferentes a las que en realidad se tiene, tarde o temprano la cosa acabará mal, entre otras cosas, porque se estará convirtiendo el juego en algo muy previsible.

El farol es una suerte que hay que saber dosificar para poder sacarle todo el partido, así que no hay que abusar y se debe jugar con inteligencia.