El limón es una de esas frutas peculiares, porque difícilmente lo consumimos de forma individual, a menos que lo combinemos con otras frutas más dulces (por su sabor ácido), o incluso optemos por prepararlo en forma de jugo (la limonada es una opción popular muy conocida).
Desde un punto de vista nutritivo, el limón se compone sobre todo de agua y vitaminas. Poco dulce, 100 gramos de limón proporcionan solo 3,1 gramos de carbohidratos y 51 mg de vitamina C, convirtiéndose así en una de las mejores frutas en este sentido.
Es más, en comparación, si tenemos en cuenta que 100 gramos de limones proporcionan 51 gramos de vitamina C, nuestro requerimiento diario es de 110 mg / día en promedio, por lo que fácilmente consumiendo varios limones al día conseguiremos proporcionar la cantidad de vitamina C recomendada.
Sea como fuere, no hay duda que esta riqueza es particularmente buena e interesante, puesto que es un potente antioxidante natural, ideal, por ejemplo, para luchar contra los distintos procesos asociados con el envejecimiento.
Además, también fortalece las defensas inmunológicas, protegiendo a nuestro organismo de la acción negativa tanto de virus como de gérmenes, es antifatiga, desintoxicante, y combinado con el hierro favorece su absorción.
Alto contenido en minerales
Lo cierto es que el limón es sumamente conocido y popular por su elevado contenido en vitamina C. Sin embargo, lo que pocas personas saben es que esta fruta destaca también por su alto contenido en minerales.
Para ser precisos, el limón contiene una enorme cantidad de potasio. Además, a pesar de su sabor ácido, no es acidificante, sino alcalinizante. Además, contiene calcio y hierro, que se asimila muchísimo mejor precisamente por el hecho de estar asociado a la vitamina C.
Por otro lado, la presencia de ácido cítrico en su composición (5 gramos por cada 100 gramos de producto), es de enorme utilidad para digerir mejor los alimentos, combatir la fermentación intestinal, prevenir los cálculos renales y, por último, proporcionar un efecto de acción diurética.
Poderoso antioxidante
Especialmente rico en vitamina C y flavonoides, el limón es de mucha ayuda a la hora de combatir tanto el envejecimiento celular como el estrés oxidativo, principalmente originado por la acción negativa de los radicales libres.
Precisamente, gracias a estas cualidades altamente antioxidantes, es común exprimir un poco de limón sobre determinadas frutas y verduras una vez han sido peladas (como las manzanas o el aguacate), lo que ayudará de forma realmente positiva a la hora de evitar que se oscurezcan.
Cualidades antivirales y antisépticas
Como de buen seguro sabrás, el limón ayuda a combatir de forma natural virus, hongos y bacterias, tanto de forma interna (para combatir el resfriado común o la gripe) como externamente (para desinfectar la piel, por ejemplo).
De hecho, como te hemos mencionado, gracias a su alto contenido en vitamina C, ayuda a estimular la inmunidad natural de nuestro organismo.
¿Sabías incluso que puedes usarlo para desinfectar determinadas superficies de nuestra casa, como por ejemplo es el caso de la cocina o el baño?
Exfoliante y suavizante
El limón es muy rico en ácidos, por lo que, cuando es aplicado sobre la piel, ejerce una acción exfoliante, una cualidad realmente valiosa a la hora de disfrutar de una piel mucho más fresca, reluciente y, sobre todo, limpia.
Por ejemplo, son conocidas sus cualidades a la hora de combatir las pequeñas marcas de pigmentación que suelen surgir en la piel como consecuencia del fotoenvejecimiento (esto es, el envejecimiento prematuro causado por la exposición solar), como manchas marrones y pecas, pudiendo ser de cierta utilidad a la hora de atenuarlas.
Útil tratamiento frente a la inflamación crónica
La hinchazón, el dolor, la sensación de calor y, finalmente, el enrojecimiento son algunos síntomas típicos que suelen acompañar a un proceso de inflamación aguda, consistente en una reacción de defensa normal de nuestro organismo frente, por ejemplo, a una herida.
Sin embargo, cuando una determinada inflamación se vuelve crónica, puede originar patologías reumáticas, digestivas, neurodegenerativas o cutáneas (como por ejemplo es el caso del eccema o la psoriasis).
Aunque es cierto que no se trata, ni mucho menos, de una solución “mágica”, el limón sí puede ayudar a regular la glucemia, ayudando a gestionar mucho mejor el equilibrio ácido-base.
Ayuda a regular el nivel de azúcar en la sangre
Como te hemos mencionado en el apartado anterior, el limón es de cierta ayuda para regular el nivel de azúcar (glucosa) en la sangre, puesto que actúa disminuyendo su absorción en los intestinos.
Es más, se ha descubierto que sus ácidos ayudan a prevenir los picos de hiperglucemia, que tienden a ser perjudiciales para la salud, dado que favorecen el almacenamiento de glucosa en forma de grasa (a modo principalmente de grasa abdominal).
Como señalan los expertos, un chorrito de jugo de limón en el plato ayudarían a reducir el índice glucémico de las comidas, proporcionando un interesantísimo efecto protector.
Una opción interesante es poner un poco de jugo de limón recién exprimido en los aderezos para ensaladas. O incluso beber agua tibia con limón todas las mañanas cuando te levantes.
Reduce el dolor de garganta
Cuando se aplica a modo de gárgaras, se ha demostrado que el jugo natural de limón puede ser de bastante ayuda a la hora de disminuir las molestias comúnmente asociadas al dolor de garganta.
Para elaborar este remedio casero, basta con diluir el jugo de un limón (recién exprimido) en medio vaso de agua tibia, y endulzar preferiblemente con una cucharada de miel de tomillo o lavanda, tomándolo entre dos a tres veces al día.
A su vez, se puede hacer gárgaras combinando medio vaso de agua tibia con 5 gotas de aceite esencial de limón (o con el jugo de medio limón recientemente exprimido).