Pocas cosas hay más misteriosas y espectaculares de visitar que un castillo. La atmósfera que se crea en estas construcciones es mágica y es imposible no pensar en los antiguos moradores de estos espacios, incluso en aquellos que están parcialmente derruidos, o en las historias de cientos de personas que atesoran sus muros.
Los castillos son especiales, de eso no hay duda. Almenos una vez en la vida es imprescindible visitar algunos de los castillos más espectaculares. También algunas de las mejores ciudades para conocer la auténtica esencia de Alemania.
Castillos más imponentes que no se pueden dejar de visitar en este bello país
Castillo de Neuschwanstein
Es, sin duda alguna, el castillo más famoso de toda Alemania. No en vano está considerado como la construcción más fotografiada del país y recibe casi un millón y medio de visitantes al año. Ubicado en la región de Baviera, el castillo de Neuschwanstein fue ideado por el rey Luis II de Baviera en el siglo XIX a pesar de su aspecto medieval.
De hecho, en un principio la edificación fue bautizada como Nuevo castillo de Hohenschwangau, ya que su construcción fue realizada en honor al castillo en el que el monarca pasó sus primeros años de vida. Por este motivo, la construcción no tuvo en su origen una función defensiva o militar, incluso presenta características poco prácticas basadas en la mera espectacularidad. Curiosamente, Luis II de Baviera nunca llegó a ver su obra terminada pues falleció antes de que la construcción del castillo hubiese finalizado.
Castillo de Katz
Ubicado en el estado federal de Renania-Palatinado, el castillo de Katz cuenta con unas espectaculares vistas al valle por el que discurre el río Sankt Goar. De hecho, esta construcción fue levantada a principios del siglo XIV con el objetivo de proteger el punto aduanero del pueblo de St. Goar, ubicado a orillas del río que le da nombre. Su estructura original duró cerca de medio siglo, ya que en 1806 fue bombardeado por las tropas de Napoleón, dejando solo en pie parte de la torre de homenaje.
A finales del siglo XIX fue reconstruido y desde el año 2002 está considerado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Lamentablemente, su interior no puede visitarse ya que es propiedad privada, pero vale la pena acercarse hasta allí para disfrutar de su imponente fachada, especialmente si se está realizando la ruta romántica que discurre por la región.
Castillo de Hohenbaden
Al igual que en el caso anterior, algunas de estas construcciones centenarias no han salido indemnes al paso de los años. Muchas de ellas han sido reconstruidas, pero otras, tras sufrir algún tipo de ataque en su estructura, terminaron siendo abandonadas. Este es el caso del castillo de Hohenbaden, en la ciudad de Baden-Baden.
Ubicado en pleno corazón de la Selva Negra, el castillo de Hohenbaden comenzó a construirse a principios del siglo XII y fue el hogar de los Magraves de Baden hasta el siglo XVI. En 1599 un incendio destruyó buena parte de la construcción y los nobles que habitaban en él decidieron mudarse a otro castillo para reconstruir este.
Hoy en día, pueden visitarse las ruinas de este castillo que ofrece unas vistas inmejorables a la ciudad de Baden-Baden, el Valle del Rin y la Selva Negra. De hecho, los amantes de la historia tienen también una cita ineludible en el casino de la ciudad, donde podrán jugar al blackjack o a la ruleta en la misma sala en la que Dostoievski se inspiró para escribir su novela “El jugador”.
Castillo de Eltz
El castillo de Eltz ofrece la estampa que muchos tienen asociada a las postales de navidad. Construido en el siglo XII por los integrantes de tres familias diferentes, en la actualidad todavía pertenece a los herederos de los fundadores. No obstante, esta edificación medieval situada entre Coblenza y Tréveris, puede visitarse algunos días al mes, aunque no en su totalidad.
Una curiosidad es que el castillo de Eltz, junto con los castillos de Bürresheim y Lissingen, son los únicos del estado federado de Renania-Palatinado que nunca han sido destruidos.
Castillo de Hochburg
De nuevo en la Selva Negra y en ruinas. Situado cerca de la ciudad de Friburgo, el castillo de Hochburg comenzó a construirse en el siglo XI para convertirse en fortaleza militar entre los siglos XVI y XVII. En 1689 fue destruido por las tropas francesas y nunca se trató de reconstruir.
Su visita es especialmente recomendable ya que en 1990 se inauguró un museo en el sótano en el que se ofrece información de la historia de esta centenaria construcción.