A medida que vamos envejeciendo, y vamos cumpliendo años, es tremendamente común que el riesgo de formación de manchas oscuras se incremente considerablemente, especialmente después de que hayamos estado, durante años, exponiendo nuestra piel al sol sin la debida protección solar.
Aunque no lo creas, las conocidas como manchas solares también tienden a ser denominadas como manchas de la edad, lo que es cierto que, a la larga, puede terminar generando cierta confusión, debido principalmente a que, en origen, uno de los principales culpables de su formulación es la acción negativa de los rayos ultravioleta.
Por este motivo, es imprescindible seguir una cuidada rutina para proteger la piel al máximo, lo que significa protegerla no solo antes y durante la propia exposición solar en sí, sino también después, hidratándola, nutriéndola y refrescándola al máximo.
En cualquier caso, es evidente que la mejor forma de prevenir y reducir la formación de las manchas solares es mediante la aplicación regular de un protector solar, el cual debe tener el factor solar de protección (SPF) suficiente como para retener los rayos ultravioleta. Y que, además, ese protector solar sea de amplio espectro, lo que significa que no solo protege frente a la acción de los rayos UVA, sino también UVB.
En cualquier caso, si a lo largo de nuestra vida hemos pasado algún tiempo al sol, es tremendamente común que, con el paso de los años, al final terminemos desarrollando algunas manchas solares en la piel del rostro.
También conocidas como manchas hepáticas o léntigos solares, se forman sobre aquellas áreas de la piel que, a lo largo del tiempo, han estado más expuestas al sol, motivo por el cual el rostro suele ser uno de los lugares más comunes.
Por lo general, tienden a aparecer como manchas de color oscuro (generalmente de tonalidad marrón, tanto clara como más oscura), y suelen tener un aspecto y una textura más bien lisa.
Aunque las manchas solares son, por lo general, inofensivas, debemos tener en cuenta que algunas de ellas pueden ser un síntoma de cáncer de piel, motivo por el cual es imprescindible no solo protegernos la piel siempre que nos vayamos a exponer al sol, sino supervisar nuestra piel cada cierto tiempo para advertir cualquier cambio que se produzca, y acudir a la consulta del dermatólogo una vez cada 6 meses.
¿Cuáles son las causas de las manchas solares?
Como puedes imaginar, las manchas solares consisten originalmente en un tipo de hiperpigmentación producida principalmente por la exposición de la piel a los rayos ultravioleta.
Después de exponerla al sol, esencialmente nuestra piel aumenta la producción de melanina, que es, como de buen seguro sabrás, el pigmento que le proporciona a la piel su color. Con el paso del tiempo, algunas de estas áreas pueden tender a desarrollar grupos de melanina, o incluso llegar a producir un exceso de este pigmento, lo que acaba convirtiéndose en una mancha solar.
Como ya te hemos mencionado, la realidad es que este tipo de manchas tienden a formarse y a aparecer, sobre todo, en aquellas áreas del cuerpo donde se recibe una mayor cantidad de radiación solar. Y esto incluye no solo la piel dle rostro, sino los hombros, el pecho, el dorso de las manos y la propia espalda.
¿Se pueden prevenir?
No hay duda que la mejor manera de prevenir y evitar la formación de las antiestéticas manchas solares es desarrollar una serie de hábitos sencillos, lo que incluye la protección solar.
Es posible prevenirlas fácilmente mediante la aplicación diligente de un buen protector solar, lo que incluye el uso de un bloqueador solar de manera regular, además de otras formas de protección solar básicas, como el uso de ropa protectora, gafas de sol y sombreros.
Efectivamente, el uso de un protector solar de amplio espectro es fundamental, que contenga un factor de protección de al menos 30 (es decir, SPF 30), diariamente, lo que incluye también en aquellos momentos en los que vamos a salir a la calle, aún cuando no vayamos a tomar el sol.
De esta forma, la aplicación del protector solar debe comprender todas aquellas áreas que son más propensas a la exposición colar, como el rostro, los hombros y el dorso de las manos. Además, es importantísimo incidir todavía más en su aplicación cuando tenemos la piel más clara, dado que la tendencia a la formación de este tipo de manchas es todavía más grande en este tipo de piel.
Cómo eliminar y tratar las manchas solares
Si, a pesar de seguir una rutina de protección básica (lo que incluye la aplicación regular de un protector solar), nuestra piel acaba desarrollando manchas solares, es conveniente saber cómo podemos tratarlas y eliminarlas, para evitar que, con el paso del tiempo, pueda aumentar el riesgo de que crezcan o se vuelvan más oscuras.
Como manifiestan muchos expertos, es cierto que las verdaderas manchas solares no tienden a ser dañinas. Y, además, en la mayoría de las ocasiones no necesitan prácticamente ningún tipo de tratamiento médico.
No obstante, en caso de que decidamos que el especialista nos trate o elimine nuestras manchas solares exclusivamente por motivos estéticos, es conveniente consultar con un profesional médico.
Existen una serie de ingredientes activos útiles que pueden ser de mucha ayuda en este sentido. Un buen ejemplo lo encontramos en la hidroquina, que es un fármaco capaz de exfoliar la piel intensamente, generando una renovación completa de la epidermis, para dar lugar a una piel limpia, saludable e iluminada, que se encuentra justo en las capas inferiores.
Otro ejemplo lo encontramos en los retinoides, que también son exfoliantes suaves, los cuales actúan igualmente exfoliando la piel para retirar la capa de piel manchada, y dar lugar a una nueva capa más luminosa y renovada.
Son ingredientes naturales, derivados de la vitamina A, cuya acción es ligeramente diferente a la vitamina C, que también suele ser utilizada con estos fines, puesto que es también capaz de iluminar la piel, al estimular la producción de nuevo colágeno, y actuar incluso como hidratante.
Los tratamientos con láser también pueden ser de mucha ayuda, al igual que los conocidos como peelings químicos profesionales, los cuales actúan intensamente sobre la piel con la finalidad de aclararla y renovarla al máximo. Combinándose con la aplicación de cremas aclaradoras con receta médica.
En este sentido, es común que después de la aplicación de un peeling profesional o un tratamiento con láser la piel se aclare un poco y se vuelva ligeramente blanca, formándose una costra que, con el paso de las semanas, acabará despegándose y desapareciendo.
Eso sí, después de la aplicación de cualquier tratamiento es conveniente proteger la piel al máximo, evitando que reciba más sol mientras el tiempo que se está curando, puesto que muchos de estos tratamientos originalmente tienden a hacer que la piel se vuelva todavía más sensible a la exposición solar.